El comienzo
Aproveché los meses de confinamiento para tomar unas clases de canto online. Soy maestro de música y necesitaba trabajar el falsete para poder ayudar a los niños a cantar. Lo niños, como sabéis, cantan una octava por encima de la voz de un hombre adulto, y muchas veces para conseguir que un niño entone correctamente una melodía, los maestros tenemos que cantarla con voz de falsete.
Imaginaos en casa, haciendo ejercicios en falsete...en fin. Pero fue en esas clases donde me volvieron a nacer mis ganas de aprender a cantar. No os he dicho que en mis tiempos de estudiante de composición, hice un curso preparatorio de canto. Es verdad que fui un alumno horrible y que no aproveché nada ese año. Pero algo había dentro de mí, esa espinita que es la que ahora quiero quitarme.
Pues bien, tras esas clases decidí preparar la prueba de acceso y busqué otra profesora, esta vez ya en directo. Elegimos tres obras: "O cessate di piagarmi", de Scarlatti; "Asturiana" de Falla; y "Las morillas de Jaen" de Lorca.
Tras varias clases y el esfuerzo de mi profesora por hacer que mi voz sonase algo, me presenté a las pruebas, me matriculé y comenzó el curso.
He cantado mucho, en coros, etc, pero mi voz, como solista, esta lejos de sonar aceptablemente. Uno puede cantar en la ducha y pensar que so voz es angelical, pero grábate y oirás la realidad: una voz dura, tensa, rígida, sin armónicos... Mi profesora tiene un trabajo arduo conmigo.
Pero yo soy del atleti, nunca dejo de creer y me crezco ante la adversidad.
He de decir que durante este primer trimestre, mi voz ha empezado a flexibilizarse un poco, o eso me parece a mí. Pero bueno, eso ya os lo voy contando otro día.
Ante la evidencia: "... grábate y oirás la realidad.", lo de ser del Atleti ayuda en estas situaciones.
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